LA UNIDAD SOLICITADA POR CRISTO (Jn.17)

La oración más tierna y conmovedora del Señor Jesucristo, en Getsemamí, nos muestra lo más íntimo que hay en su mente y en su corazón. El Gran Pastor de las ovejas está preocupado por los suyos en los momentos en que El está a punto de sellar su plan de redención por medio de su sacrificio.
I. LA UNIDAD DEL CUERPO DE CRISTO.
Cristo, el Gran Pastor de las ovejas intercede por la unidad de los que son salvos, para que siendo salvos, puedan estar unidos. Él quiere que todas las ovejas estén reunidas en un rebaño bajo Su propio cuidado.
Desafortunadamente hay quienes han hecho muy mal uso de esta oración tan profunda y emotiva. Hay líderes religiosos que sueñan con una gran confederación de organizaciones religiosas que controlen el mundo.
Jesús nunca pensó en este tipo de unidad: nunca fue su intención establecer un gran cuerpo unido llamado Iglesia, que dominara y se enseñoreara en este mundo.

A. La oración del Señor.
1. La oración por los suyos: “Yo ruego por ellos” "Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí" La oración de Cristo por Su pueblo es la gran fuerza motriz por la cual el Espíritu de Dios es enviado a nosotros, y la Iglesia entera es mantenida llena de vida; y el total de esa fuerza está aplicada a este objetivo único: la unidad; está quitando todo lo que nos impida ser uno, y está trabajando con toda su divina omnipotencia para llevarnos a una unidad visible cuando Cristo venga en los últimos días en la tierra.

2. No ora por el mundo, ora “por ellos” La unidad había de ser compuesta por personas que aquí son llamados "ellos"; La unidad de Cristo es con personas comprados por su sangre, llamados por su Espíritu y hecho uno en Jesús, no de personas que no aceptan el Señorío de Cristo en sus vidas.
B. La gran Iglesia del Dios eterno, si miro a la Iglesia con los ojos espirituales, puedo ver la armonía interna; pero si miro a la Iglesia externa, no puedo ver la armonía. La razón por la cual no vemos la unidad y la armonía de la Iglesia, podría ser por la aspereza actual del material. Las diversas piedras del edificio divino que es la Iglesia, están todas imperfectas al presente; no están pulidas. Nunca seremos uno hasta que seamos santificados, ni será vista perfecta jamás hasta que la Iglesia sea hecha manifiesta cuando el Señor venga.

II. LA OBRA QUE ESTA EN EJECUSIÓN.

A. El cuidado de las ovejas. Ayudar al crecimiento espiritual es una hermosa labor. Este trabajo hoy lo conocemos como discipulado
B. Buscando a las descarriadas. El Salvador derramó Su preciosa sangre por ellas ¡Salgamos y enseñemos Su Palabra! ¡Proclamemos las doctrinas de la misericordia y de la gracia para que los que aún no han escuchado al gran Pastor, lo escuchen y lo acepten para completar así el número de los redimidos. Los hermanos que están en el cielo no son perfectos a menos que el resto de los creyentes lleguemos allí. El escritor a los Hebreos dice: "Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros." Es decir, los santos en el cielo no pueden ser perfectos a menos que nosotros lleguemos allí. Y nosotros, desde nuestra posición de gracia, debemos ir al mundo pecador donde aún se encuentran los escogidos por la gracia de Dios, y decirles "¡Vengan a Jesús ahora! ¡Confíen en Jesús! ¡Crean en Él!, pues sin ustedes, nosotros no podemos ser perfectos, pues ¡ha de haber una Iglesia completa! Vengan, entonces, pongan su confianza en Jesús, para que Su Iglesia sea una."

C. ¿Cuantos años tomará la construcción de ese edificio magistral que es la Iglesia? Al final, a pesar de toda la rabia del infierno y todo el poder de los demonios, ese edificio será concluido, y ni un solo hijo elegido de Dios estará ausente, y el todo será tan hermoso, tan incomparable, habrá tal despliegue de poder y de sabiduría y de amor, que incluso los seres llenos de odio, cuyos corazones son duros como el diamante contra el Altísimo, se verán forzados a decir que realmente Dios envió a Cristo. Siendo uno con Cristo, eres uno con Su pueblo; pero cuando estás buscando esta unidad, no busques algo externo sino algo interno.
CONC. Los cristianos en Cristo. ¿Mora Dios en nosotros, y moramos nosotros en Él? Entonces no te preocupes acerca de las muchas diferencias, pues si tú estás en Cristo y yo estoy en Cristo, no podemos ser dos, hemos de ser uno. Amémonos los unos a los otros, fervientemente, con un corazón puro. Vivamos en la tierra como aquellos que habrán de vivir juntos una larga eternidad en el cielo. Echemos fuera de nuestros corazones todo lo que pudiera romper la unidad que Dios ha establecido, todo falso pensamiento de orgullo, de enemistad, de amargura, para que nosotros a quienes Dios ha hecho uno, seamos uno delante de los hombres, así también como delante de la mirada del Dios que escudriña los corazones.